Charles Nesbitt Wilson conocido como Charlie Wilson, (Trinity, Texas, 1 de junio de 1933 – Lufkin, Texas, 10 de febrero de 2010). Oficial veterano de la Armada de los Estados Unidos, fue representante demócrata en el Congreso de los Estados Unidos por el segundo distrito de Texas desde 1973 a 1997 y fue uno de los actores más importantes de la Operación Ciclón durante la guerra de Afganistán (1979-1989).
Juventud
Charles Wilson completó su bachillerato en 1951 en la Trinity High School y en 1956 obtuvo un diploma de ciencias en la Academia Naval. Entre 1956 y 1960, sirvió en la Marina como teniente de navío. Luego formó parte de una unidad del Pentágono que evaluaba las fuerzas nucleares de la Unión Soviética.
Un parlamentario local activo
Comenzó militando en la campaña presidencial de John F. Kennedy. En 1960, Charlie Wilson organizó una campaña puerta a puerta junto a su familia y amigos. Elegido en 1961, con 27 años, presta juramento en Austin.
Durante los siguientes 12 años trabajó en el parlamento tejano por la regulación de los servicios públicos, por la adopción de Medicaid o exoneraciones de impuestos para los adultos mayores y por una ley de salario mínimo. Sin tener éxito participa en la campaña de Equal Rights Amendment, por la inclusión de la igualdad de sexos en la Constitución de los Estados Unidos. Él es uno de los pocos hombres políticos tejanos a favor de la legalización del aborto.
En el Congreso
En 1972, Charlie Wilson fue elegido para la Cámara de representantes, para luego ser elegido once veces más antes de retirarse en las elecciones de 1996, después de 25 años de mandato.
Hacia fines de los años '70, Wilson fue un firme partidario del dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza.
Mientras que muchos veían a Somoza como un dictador, Wilson lo asimilaba como un aliado de los Estados Unidos abandonado y traicionado. Mientras que los sandinistas apoyados por los soviéticos, se aproximaban al poder.
La Operación Ciclón
En el verano de 1980, Charlie Wilson leyó un despacho de prensa que describía cómo centenas de miles de refugiados afganos huían de su país. Sin embargo, pocos prestaron atención a esta situación, incluido el propio gobierno Estadounidense.
Según su biógrafo George Crile, Wilson se comunicó con un miembro de la comisión de Finanzas del Congreso que se ocupaba de los fondos secretos de la CIA y solicitó duplicar el presupuesto para operaciones militares en Afganistán.
Charlie en Afganistán
Poco tiempo antes, Wilson había sido nombrado miembro de la comisión de presupuesto de Defensa, donde nueve parlamentarios de la Cámara de Representantes eran responsables de los fondos de las operaciones secretas de la CIA. Esto lo ubicó en una posición influyente para imponer sus puntos de vista, apoyado por la cónsul norteamericana en Pakistán, Joanne Herring.
Motivado por la posibilidad de hacer dar un traspié a la Unión Soviética, Wilson tuvo como parlamentario un rol significativo en la conducción de la Operación Ciclón.
Falleció el 10 de febrero de 2010 tras sufrir un paro cardiopulmonar, en el Memorial Medical Center de la comunidad de Lufkin, en el noreste de Texas.
Por una de esas coincidencias que empequeñecen la geografía, una distinguida amiga me invitó a cenar y contemplar los espectaculares fuegos artificiales del último 4 de julio desde su apartamento con unas vistas privilegiadas hacia la capital federal. Sobre el cementerio de Arlington y frente al monumento de los “marines” que siguen izando la bandera sobre Iwo Jima, su terraza es un palco privilegiado en dirección al río Potomac, los grandes monumentos de la explanada nacional (“national mall”) y al fondo, el Capitolio. Todo muy especial pero ya visto gracias a Hollywood.
Y es que en ese mismo edificio residió en sus mejores tiempos el congresista demócrata Charlie Wilson, que ayer falleció en Texas a los 76 años de edad. Su gran mérito -contado en el libro y la película “Charlie Wilson´s War”- es haber manejado con maestría los privilegios presupuestarios que tiene la Cámara de Representantes de Estados Unidos para financiar a la resistencia de Afganistán tras la invasión de la Unión Soviética en 1979. El mismo presupuesto federal que ahora, sin interposición, sostiene los esfuerzos militares del Pentágono en Afganistán.
Tenía aspecto de “cowboy”, voz profunda y una inclinación hacia los placeres de Baco, de Venus y de la química que le hicieron acreedor del sobrenombre “Good Time Charlie”. Con el toque de discriminar a favor de mujeres jóvenes y guapas -conocidas como los ángeles de Charlie- para nutrir la plantilla de su oficina parlamentaria en el edificio Rayburn de la colina del Capitolio. Toda esta peligrosa combinación de “playboy” y servicio público no resultó explosiva en su caso. Ya que este demócrata moderado logró ser elegido un total de doce veces para representar en Washington a un distrito rural y conservador del este de Texas.
Contaba con el entusiasmo de unos votantes que se sentían atendidos y además apreciaban la sinceridad de su congresista al no disimular su intensa vida privada. Nada de “I did not have sexual relations with that woman, Miss Lewinsky”. Aunque como recuerda mi amiga, la Policía y los bomberos llegaron en más de una vez al apartamento de Charlie Wilson para poner un poco de orden o abrir la puerta al político con problemas crónicos para recordar dónde había dejado las llaves.
Para lo que no tuvo problemas Wilson (interpretado por Tom Hanks) es para aprovechar su puesto en el comité de apropiaciones de la Cámara Baja con el fin de crear un fondo secreto para canalizar respaldo logístico hacia la resistencia afgana, con ayuda de la CIA y terceros países como Pakistán. Cooperación que escaló al tráfico de un cuantioso volumen de armas, incluidos sofisticados misiles Stinger para privar a los soviéticos de su superioridad aérea. Como él mismo dijo una vez al “Houston Post”, su interés no era otro que “matar comunistas de la forma dolorosa posible”.
En retrospectiva, a la vista de cómo Afganistán terminó por convertirse en un doloroso agujero negro para la seguridad de Estados Unidos tras la retirada de los soviéticos en 1988, Charlie Wilson nunca cuestionó sus acciones. A su juicio, el problema nunca fue ayudar a que los afganos derrotasen a Moscú, sino abandonarles después a su suerte. Convencido de que si se hubiera facilitado ayuda a tiempo para cuestiones básicas como la construcción de escuelas y un tendido eléctrico, se hubiera logrado impedir la pesadilla de los talibanes.
En octubre de 1996, Charlie Wilson se jubiló voluntariamente de su carrera política. Logró sentar cabeza con una antigua bailarina de ballet y hace tres años se sometió a un transplante de corazón. El definitivo “Almanaque de la Política Americana” le retrató en su día como “una de las figuras más distintivas de la Cámara de Representantes -alto, casi fantasmalmente delgado, exuberante, siempre listo con una broma o una ocurrencia- y a la vez serio cuando quiere serlo, incluso idealista”.
Charlie y su pelicula, protagonizada por Tom Hanks
Fuente ABC/Doc
Escrito por Carlos Guerra.
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