lunes, 9 de mayo de 2011

Como mataron a Osama ( virtualmente )



"No hay nada tan fácil como engañar a quien quiere creer". Esta frase, utilizada por el artista Joan Fontcuberta para explicar la publicación de uno de sus fotomontajes en un medio de comunicación, resume a la perfección lo sucedido con la foto de Bin Laden. A los medios de todo el mundo, pendientes de la imagen del año, les brillaron los ojos cuando vieron en la web del diario pakistaní GEO un retrato del cadáver del terrorista más buscado. Más tarde, resultó ser falso


Si no lo vemos no lo creemos. La aparición de fotomontajes encuentra en gran medida explicación en esa necesidad humana. Ante la negativa de Estados Unidos a publicar la imagen real del cadáver de Bin Laden, no resulta sorprendente que una falsificación pase por cierta.


Es una consecuencia de "la precipitación, de publicar a toda velocidad y luego ya veremos. Y si la noticia no es real, contamos que la filtración era falsa y ya está. Pero nadie hace el ejercicio de autocrítica de reconocer que publicó la imagen falsa el día anterior". Tíscar Lara, Vicedecana de Cultura Digital en la Escuela de Organización Industrial, enseña a sus alumnos a ser críticos con las imágenes que se publican en prensa. Damián y Elisa González, fotógrafos y profesores de MADPHOTO, advierten también de la necesidad de sospechar. "¿Quién hizo esta foto? ¿Está firmada? ¿La despachó una agencia de noticias? Hay muchas preguntas que se deben hacer antes de dar como veraz una imagen. Habría que contrastar la información y, si es posible, pedir a los fotografos los RAW, los negativos digitales, de cada imagen que se va a publicar".


Dos actores, además del propio fotógrafo, intervienen en el proceso que va desde la toma hasta la publicación de una imagen. El primero el medio, que debe contrastar lo que le llega, y el segundo la agencia, que debe preocuparse por la autenticidad del material. En ambos casos, la función social del periodismo impone ciertos límites a la hora de editar fotos. ¿Qué es admisible y qué no? Damián considera que hay ciertos retoques permitidos, como reencuadres o ciertos niveles. Pero no podemos clonar, copiar, anular o borrar cosas de la imagen".








Alfabetización audiovisual
No se trata de una cuestión menor. Vivimos en la cultura del "si no lo veo no lo creo" y damos más credibilidad a lo que nos entra por los ojos que a lo que nos cuentan. Sin embargo, paradójicamente, nos cuesta desconfiar de las imágenes. Para Tíscar, "por muchos casos y por mucha tradición que haya de manipulació fotográfica, la foto todavía tiene una carga emocional que todavía domina por encima de otro tipo de lenguajes".
Por eso cobra especial importancia que, igual que aprendemos a leer o escribir, nos enseñen a mirar. "Estar alfabetizado va mucho más allá de saber leer y escribir texto", asegura. "La cultura del S.XXI es mucho más audiovisual y digital" Mirar como leemos, desconfiar y contrastar. Esa es la receta para evitar que nos engañen. Y, por supuesto, como en todo, actuar con un mínimo de sentido común.

FUENTE CADENASER

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